Stella Calloni
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 1º de marzo de 2015, p. 22
Buenos Aires.
Centenares de personas participaron este sábado en el velatorio y el entierro de los restos del ex fiscal Julio César Strassera, fallecido el viernes cuya voz aún sigue resonando con aquel final del juicio realizado en 1985 a las Juntas Militares de la pasada dictadura cuando dijo: "Señores jueces, nunca más".
Fue sin duda, un momento histórico para el país y el mundo. Ese juicio a las juntas militares dispuesto por el primer presidente en el retorno democrático, Raúl Alfonsín de la Unión Cívica Radical (1983-1989) fue el inicio de la búsqueda de Justicia. El fiscal y sus ayudantes en este caso se basaron en el extraordinario trabajo de una investigación, que estuvo bajo la dirección del fallecido escritor Ernesto Sábato y una serie de personalidades en lo que fue la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).
Los familiares pudieron asistir a este gran juicio, que es una página histórica en el país donde se juzgó a dictadores como Jorge Rafael Videla, Emilio Massera, entre otros. Esto trascendió a nivel mundial y por primera vez el pueblo argentino en su conjunto pudo saber lo que realmente significó el terrorismo de Estado impuesto durante la dictadura que se llamó a sí misma Proceso de Reorganización nacional
; y que dejó unos 30 mil desaparecidos, muertos torturados y miles de refugiados en todo el mundo.
Fueron integrantes de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal que juzgó a las Juntas Militares los jueces Ricardo Gil Lavedra, León Carlos Arslanian, Guillermo Ledesma, y otros, y Luis Moreno Ocampo que colaboró con Strassera. Era tan inmensa y variada la cantidad de delitos cometidos por las sucesivas Juntas Militares que se decidió recurrir a los casos paradigmáticos, para fijar acusaciones. Se trabajó sobre más de 700 casos examinando finalmente el tribunal a 281.
Fueron más de 800 personas las que declararon como testigos; entre ellos familiares de las víctimas y algunos detenidos que fueron claves para la decisión de la fiscalía. Estas audiencias trascurrieron entre abril y agosto de 1985.
Las investigaciones de la CONADEP, que dieron lugar a la publicación del extraordinario libro Nunca Más
mostraron los temibles delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura y los que fueron los principales Centros Clandestinos de Detención, por donde miles de personas pasaron en su doloroso camino hacia la muerte.
Strassera armó la acusación que resultó una pieza histórica. El fiscal en su momento fungió como tal durante la dictadura, pero tomó esta tarea por solicitud de Alfonsín.
Trabajando sobre el informe de la CONADEP, Strassera hizo un alegato final en el juicio alas Juntas que paralizó a los asistentes.
Julio César Strassera, a su llegada a una corte de Madrid, en abril de 1997Foto Reuters
Entre otras coas dijo: "Este proceso ha significado, para quienes hemos tenido el doloroso privilegio de conocerlo íntimamente, una suerte de descenso a zonas tenebrosas del alma humana, donde la miseria, la abyección y el horror registran profundidades difíciles de imaginar antes y de comprender después. Dante Alighieri -en La Divina Comedia- reservaba el séptimo círculo del infierno para los violentos: para todos aquellos que hicieran un daño a los demás mediante la fuerza. (…) Yo no vengo ahora a propiciar tan tremenda condena para los procesados, si bien no puedo descartar que otro tribunal, de aún más elevada jerarquía que el presente, se haga oportunamente cargo de ello. Me limitaré pues a fundamentar brevemente la humana conveniencia y necesidad del castigo".
Más adelante explicaró en el alegato la importancia del juicio y la condena: necesarios para la nación argentina, que ha sido ofendida por crímenes atroces. Su propia atrocidad torna monstruosa la mera hipótesis de la impunidad. Salvo que la conciencia moral de los argentinos haya descendido a niveles tribales, nadie puede admitir que el secuestro, la tortura o el asesinato constituyan 'hechos políticos' o 'contingencias del combate' (...), A partir de este juicio y de la condena que propugno, nos cabe la responsabilidad de fundar una paz basada no en el olvido sino en la memoria; no en la violencia sino en la justicia. Esta es nuestra oportunidad: quizá sea la última
dijo en el extraordinario alegato . Strassera concluyó con aquel final nunca olvidado: Señores jueces: quiero renunciar expresamente a toda pretensión de originalidad para cerrar esta requisitoria. Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más
.
El 9 de diciembre de 1985 se condenó a Jorge Rafael Videla y a Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a ocho y a Orlando Ramón Agosti a cuatro años.
En 1987, Strassera fue nombrado por el presidente Alfonsín como embajador ante Naciones Unidas, con sede en Ginebra, y renunció en los años 90, ante la decisión del ex presidente Carlos Menem (1989-1999) de adoptar indultos que dejaron s n cumplir aquel mandato de la justicia en 1985.
Su muerte, fue lamentada desde todos los sectores, reconocido por todos más allá de sus posiciones políticas o ideológicas. Porque fue, sin duda, el fiscal del nunca más
a pesar de su extraño escepticismo, como demostró en una entrevista con este periódico años atrás.
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