El factor Miami ya no es el mismo en el juego político electoral estadunidense

Written By Unknown on Sabtu, 20 Desember 2014 | 14.56

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Discusión en la Pequeña Habana de Miami, entre una simpatizante de la normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba anunciada antier, y un anticastrista que se opone al giro en la política hacia la islaFoto Ap

David Brooks

Corresponsal

Periódico La Jornada
Viernes 19 de diciembre de 2014, p. 35

Nueva York.

Miami no está en llamas ni hay protestas masivas en las calles, y eso, tal vez más que cualquier otra cosa, revela el factor más importante para que el presidente Barack Obama se atreviera a realizar el cambio más drástico en la política hacia Cuba en más de medio siglo.

Se decía que la política estadunidense hacia Cuba era en verdad una política interna hacia Miami, determinada por el muy efectivo bloque cubanoestadunidense, controlado durante décadas por el exilio anticastrista. Por lo tanto, todo cálculo político-electoral en Estados Unidos tenía que tomar en cuenta ese bloque estratégico en Florida, estado clave en el mapa electoral.

Durante décadas, el sector cubanoestadunidense fue base fiel al Partido Republicano, y sus políticos eran integrantes de ese partido con pocas excepciones. Pero algo ha cambiado, y de manera dramática, recientemente.

Hasta 2000, según el Centro de Investigación Pew, casi dos tercios de los cubanoestadunidenses se identificaban como republicanos. El triunfo cerrado y controvertido de George W. Bush en Florida no hubiera sido posible sin el apoyo abrumador de este sector. Doce años después, Obama ganó la mayoría del voto cubanoestadunidense en Miami, contribuyendo a su triunfo a nivel estatal.

Según un sondeo de Pew en 2013, 64 por ciento de los cubanoestadunidenses que se identificaban como republicanos contra 22 por ciento demócratas en 2002 se había desplomado a 47 contra 44 por ciento. Charlie Crist, el candidato demócrata a gobernador de Florida, quien se había pronunciado por el fin del embargo, obtuvo 50 por ciento del voto cubanoestadunidense (aunque perdió la contienda) este año.

Más aún, encuestas recientes en el estado registraron por primera vez en 50 años que la mayoría de los cubanoestadunidenses favorecía pasos hacia la normalización de las relaciones con Cuba.

Algunos atribuyen este giro a un cambio generacional dentro de la comunidad cubanoestadunidense, así como a la participación de nuevas olas de inmigrantes que han llegado más recientemente y no comparten la ideología de los exiliados. A la vez, hay cada vez mayor interacción entre la diáspora cubana en Estados Unidos y sus familias en la isla, mediante viajes y relaciones económicas.

Pero el hecho de que el factor Miami ya no sea el mismo en el juego político-electoral estadunidense cambia el tablero bilateral por primera vez en décadas.

Sin embargo, eso no implica que no persisten una oposición feroz. Legisladores cubanoestadunidenses y aliados conservadores en el Partido Republicano condenaron el anuncio de Obama el miércoles, y este jueves advirtieron que intentarán obstaculizar algunas de las medidas, incluyen prevenir el establecimiento de una embajada y la aprobación de un embajador estadunidense en La Habana.

Muchos, como el senador cubanoestadunidense Robert Menéndez, demócrata, y sus colegas republicanos Marco Rubio y Ted Cruz, no sólo han denunciado el cambio, sino que han indicado que no permitirán que se proceda en el Congreso hacia el levantamiento del bloqueo.

Vale recordar que Obama enfrentará un Congreso cuyas dos cámaras estarán controladas por republicanos a partir de enero.

Pero los republicanos están divididos sobre los cambios en la política hacia Cuba; algunos abogan por un giro en la relación –por ejemplo, el senador Jeff Flake y el senador Rand Paul, potencial candidato presidencial que hoy se proclamó a favor del cambio–, junto con otros que hasta han viajado en delegaciones a Cuba en años recientes. A la vez, sectores de enorme influencia dentro del Partido Republicano, empezando por la Cámara de Comercio de Estados Unidos, apoyan los cambios anunciados por Obama y han cabildeado a favor de ellos.

Mientras tanto, casi todo lo anunciado por Obama se puede impulsar sin el Congreso, ya que está dentro de su autoridad ejecutiva, aunque sí podrán obstaculizar algunas partes. Y todo indica que la Casa Blanca tiene la intención de implementar rápidamente algunos de los cambios anunciados.

Hoy, la secretaria asistente de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, comentó que espera encabezar la delegación estadunidense a La Habana a finales de enero en el contexto de las reuniones bilaterales programadas sobre migración. Afirmó que esas pláticas tendrán un nivel más alto al incluirla a ella y usar las pláticas sobre migración como una oportunidad para empezar hablar de algunas de las otras cosas en nuestra agenda, dado el anuncio de ayer. Entonces usaremos eso como parte del proceso de restaurar las relaciones diplomáticas.

A la vez, indicó que ya se ha iniciado el proceso para evaluar el caso de Cuba en la lista de estados patrocinadores del terrorismo, así como proceder en otros temas relacionados con el anuncio de Obama.

Por otro lado, el vocero de la Casa Blanca Josh Earnest afirmó hoy que no se descarta en principio una visita del presidente Obama a Cuba en el futuro, aunque nada está programado aún. Bromeó que como muchos estadunidenses, él ha visto que Cuba es un lugar con un clima bello y muchas cosas divertidas que hacer; entonces si hay oportunidad para que la visite el presidente, seguro no lo rechazaría.

Hasta hace un día, pocos podrían haber imaginado estos comentarios en la Casa Blanca.

Los programas de la Agencia para el Desarrollo continuarán

Ante el anuncio el miércoles de que Rajiv Shah dejará su puesto como jefe de la Agencia para el Desarrollo Internacional (Usa-id), donde Alan Gross fue contratista y más recientemente se reveló, en investigaciones de la agencia Ap, que patrocinaba programas encubiertos en Cuba diseñados para fomentar oposición al régimen, algunos especularon si era consecuencia de los cambios anunciados en la política bilateral. El vocero de la Casa Blanca Josh Earnest rechazó hoy esta versión: no hay ninguna relación entre los cambios anunciados y la salida del jefe de la Usaid, dijo; elogió la labor del administrador e indicó que la transición dentro de la agencia era algo que antecedía el anuncio sobre Cuba. Además, aseguró que los programas de la Usaid que han sido criticados por el gobierno cubano continuarán aun después de que el doctor Shah haga su transición del cargo.


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